jueves 11  de  diciembre 2025
OPINIÓN

Los derechos humanos: Para Cuba ya es hora

Sobre la necesidad urgente de garantizar los derechos fundamentales en la sociedad cubana

Diario las Américas | ZOÉ VALDÉS
Por ZOÉ VALDÉS

El concepto de derechos humanos es universal y atemporal. Representa el conjunto de valores, principios y garantías que protegen la dignidad, la libertad y la igualdad de todas las personas sin distinción. En el caso de Cuba, la lucha por los derechos humanos ha sido larga y compleja, marcada por desafíos políticos, sociales y económicos que han limitado el pleno ejercicio de estos derechos, como producto de la tiranía castrocomunista que impera en la isla desde hace sesenta y siete años. Hoy, más que nunca, el llamado es claro: para Cuba ya es hora de avanzar hacia su libertad completa y hacia una sociedad donde los derechos humanos sean respetados y protegidos para todos.

Cuba ha sido objeto de atención internacional debido a las restricciones en libertades fundamentales como la libertad de expresión, asociación, prensa y manifestación. Diversos organismos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han denunciado aleatoriamente la existencia de detenciones arbitrarias, persecución de activistas, censura y falta de pluralidad política, aunque no siempre se han portado correctamente con todos. Inclusive, en el caso cubano, para Amnistía Internacional los presos políticos cubanos de consciencia son seleccionados por su orientación política, preferiblemente de ideología representada por la izquierda y, entre un campesino y un artista de mediopelo, elegirán al artista, no teniendo en cuenta o queriendo ignorar que los campesinos son los que, mal que bien, sostienen la economía agraria de un país y lo nutren.

La constitución cubana actual es una falsedad y no reconoce derechos con intenciones limpias, la realidad o “nada cotidiana” muestra que existen numerosas barreras para un ejercicio efectivo del cumplimiento a cabalidad de los derechos humanos, o sea el pleno uso de la libertad y derecho a la vida.

La ausencia de derechos humanos plenos repercute directamente en la vida diaria de los ciudadanos cubanos. La censura limita el acceso a información independiente y la participación política está más que restringida, está sencillamente prohibida. Esto genera un ambiente de temor y autocensura, donde la gente prefiere no expresar opiniones contrarias al gobierno, aunque en los últimos tiempos ya eso se ha modificado y cada vez existen más valientes que enfrentan a la tiranía. Lo demostró el mismo pueblo cubano, que probó ser su propio líder los días 11 y 12 de julio del 2021, al atreverse a salir pacífica y masivamente a las calles. Sin embargo, sólo un partido y un movimiento salieron a las calles, y otras organizaciones dependientes de fundaciones del exilio, de los que destacaré: El Partido Republicano de Cuba, que tiene todavía a dieciséis miembros en prisión, y el Movimiento Cristiano Liberación, cuyo líder, Eduardo Cardet, manifestó junto a otros miembros, y algunos de ellos fueron apresados. Además, la falta, ausencia total, de libertades económicas limita el desarrollo personal y colectivo, perpetuando la pobreza y la dependencia estatal, y cercando las iniciativas políticas reales, que de cualquier modo se efectúan, sólo que cuando se desea que tengan éxitos se llevan a cabo de manera discreta.

En los últimos años, lo tímido o tibio de la sociedad civil cubana (supongamos que existe) – a la que debiera unirse la Armada de todos los cubanos, que históricamente no es la mera Armada de una tiranía- ha enseñado un creciente deseo de cambio. Soy de las que piensa que la sociedad civil no existe bajo tiranías, lo que existe es un pueblo reprimido con anhelos inconfundibles de libertad, es todo. Cierto es que campesinos, escritores, periodistas independientes, activistas, artistas y ciudadanos comunes han alzado sus voces reclamando libertad, recuperación del Orden y la Ley y reformas y respeto a los derechos humanos. Movimientos como el MCL (Movimiento Cristiano liberación con treinta y seis años de permanencia y el Partido Republicano de Cuba, liderado por Ibrahim Bosch (en el exilio, pero con una firme dirigencia dentro de Cuba respaldado por mujeres y por la poeta y presa política María Cristina Garrido) con veintiseis años de existencia, son ejemplos del coraje y baluartes del anhelo de libertad. El lema “Para Cuba ya es hora”, expresado por el líder histórico y fundador del Movimiento Cristiano Liberación, asesinado junto al joven Harold Cepero durante el Raulismo (mandato de Raúl Castro), resume el sentir de un pueblo que exige respeto, justicia y la oportunidad de construir su propio destino.

El primer paso para solucionar la situación de los derechos humanos en Cuba es tumbar de manera radical a la tiranía, abrir de inmediato espacios de diálogo y participación ciudadana sin miedo a represalias, de forma republicana y democrática; por cualquier vía. Es fundamental garantizar la independencia judicial, la libertad de prensa y la protección del pueblo y de los defensores de derechos humanos. La comunidad internacional puede jugar un papel importante al apoyar iniciativas que promuevan la educación, la transparencia y el respeto por la diversidad de pensamiento.

Cuba se encuentra en una encrucijada histórica. La hora de su libertad ha llegado, el momento de los derechos humanos resulta inevitable y es responsabilidad de todos, es ahora o nunca —partidos, movimientos, sociedad civil e individuos— abogar por el cambio. El respeto a los derechos humanos no es sólo una demanda política trascendental, sino una necesidad ética y moral para el desarrollo pleno del país. Para Cuba, ya es hora de mirar hacia el futuro con esperanza, justicia y libertad. Dios, Patria y Libertad.

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